miércoles, 15 de febrero de 2012

Los zapatos correctivos


Mi frase del día:

“Si tu hijo tiene un mal caminar, llévalo al  ortopedista o prepáralo para ser diputado… lo que te convenga mas”

Cuando era pequeño, una de las cosas que más me frustraba era correr. Recuerdo que cada vez que corría, a todo lo que podía, sentía como poco a poco mi cara se inclinaba hacia el suelo hasta que, de pronto, mis pies se enredaban y caía de luces al suelo.

Mi madre, al observarme correr, notó que tenía los pies  chuecos, así que me consiguieron una plantillas para modificar este padecimiento. Durante un año tuve que ponerme unos pedazos de plantica adentro de mis zapatos, lo cual no me agradaba. Sabía que debía tenerlos, pero era muy incómodo.

Muchas ocasiones traté de quitármelos y salir de mi martirio, pero mi madre me recordaba que si no me los volvía a poner tendría otro dolor en la cabeza, por el golpe que me iba a dar. El día que terminé mi tratamiento, me acuerdo que las tiré a la basura con mucho coraje por todo ese tiempo. Ahora agradezco el cuidado de mis madre y  el mal tiempo que pasé, ya que, tengo un mejor caminar.

Varias situaciones debemos de pasar en nuestra vida que nos parecerán demasiado demandante y estresante (como es la escuela, el trabajo, cursos o la familia) pero recuerda que todo esfuerzo, en una noble causa, tiene unos deliciosos frutos… y lo más seguro es que enderece tu caminar

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