Mi frase del día:
"En serio, vengo en son de paz... quieres ver... PAAAAAZ, PAAAZ con la silla PAAAAZ PAAAZ con el bat PAAAAAAAZ desde la tercera cuerda"
Muchas de las veces que he tenido problemas en mi vida a
sido por personas que, por alguna razón, tratan de hacerme mal y de cierta
forma lo logra.
Tal vez, el sentimiento sea legítimo y justificable en su
manera de pensar. Quizá hiciste algo que en su forma de pensar es imperdonable
mientras que, sin siquiera sospecharlo, lo haces sin la mayor culpa. Otra opción
sea que, las cosas que más detestan de ellos mismo estén reflejadas en tu
persona y por eso, inexplicablemente para ti, te tengan odio así tu personas.
La razón por la cual te tengan este sentimiento no importa,
lo crucial es como lo manejes. La mecánica de reaccionar a una agresión es devolviéndola,
de igual o mayor intensidad, y en cierta forma está bien porque descargas tu frustración,
liberas adrenalina y hasta, porque no,
haces ejercicio mental al pensar la mejor forma de hacer pasarla mal a tu víctima.
El problema es que, como dicen en las salas de clase de las secundarias, “A
toda acción corresponde una reacción en igual magnitud y dirección pero de
sentido opuesto” así que podemos esperar una venganza segura para después vengarse
hasta que las consecuencias no son muy placenteras.
Aunque parezca un tanto ilógico, el ofrecer la amistad a esa
persona puede solucionar muchas de estas rencillas. El platicar el problema,
ofrecer una disculpa y dar tu amistad puede generarte un conflicto emocional,
ya que, en nuestra opinión tú siempre tienes la razón y los demás están equivocados,
pero te ahorrará una tonelada de conflictos al tener a un aliado en vez de un
enemigo.
Suena bien en texto pero imposible en acción pero ponte a pensar
que esta es una prueba para aprender a madurar y ser sabio en tus acciones
antes de convertirte en un cavernícola golpeando la cabeza de tu adversario,
mientras él te muerde la pierna.
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