El primero en encontrar al animal fue Blanck “El negro”. Para su suerte el Ente estaba dormitando tranquilamente mientras flotaba con la luz de la luna cobijaba su descanso. Pronto la isla flotante fue rodeada por hileras de barcos, todos con sables puntiagudos y cañones listos para el ataque. Mientras los días pasaban los barcos de enfrente, silenciosamente, construían una jaula para contener semejante espécimen, hasta que una noche, después de 2 meses terminaron. En todo este tiempo no había ningún contratiempo por parte del dormilón, hasta que Blanck dio su grito de victoria: -Maldita bestia, en este momento has sido conquistada por Blanck “El negro” y nada de lo que hagas podrá liberarte-. El gran preso si dio cuenta de su encierro y empezó a mover cada uno de los barrotes sin lograr nada, todo esto sucedía mientras la risa exacerbada del capitán daba tintes de locura.
Entonces el Ente cerró los ojos… la victoria parecía
declarada. Los marineros gritaban de la emoción al haber domado, gracias a su
excelente estratega, al ser que destruía su existencia. Pero entonces, poco a
poco, el animal empezó a iluminarse, su piel cambiaba de su tono grisáceo a
amarillo, como si una manta cubriera una lámpara empezó a irradiar luz. En
pocos instantes el brillo era descomunal, que hasta varios marinos que lo
vieron quedarían ciegos por varias semanas.
De pronto parecía que el sol había salido y con una explosión la trampa
fue despedazada, el monstruo libre y los barcos hechos añicos.
Durante un largo tiempo la bestia volvió a atacar a los
poblados hasta que por fin llegó la salvación de esas pobres almas. Rick “El Rojo” había desembarcado y traía a
miles de hombres a su mando, todos ellos
ansiosos por la sangre, se agazaparon hacia la enorme masa de músculos que comía
tranquilamente unas granjas.
Poco a poco las espadas de los piratas cortaban mas y mas la
carne del ser viviente, que al parecer no les hacia ni el menor caso, pero al
atacarlo con pistolas y cañones fue así como la atención del titán se posó sobre
ellos. Los ataques para defenderse fueron brutales, sus extremidades empujaban,
aplastaban o derribaban a todos los que estaban a su alrededor, pero al parecer
esto animaba a que atacaran con mas y mas fierezas como una colonia de hormigas
matan a una tortuga.
Varias horas pasaron y el capitán Rick dirigía la matanza en
un punto cercano mientras había ríos de sangre proveniente de los dos bandos.
No se veía quien podría ganar, y de repente el ente, cerró los ojos, pero el capitán
había hecho su tarea y sabia que la derrota del capitán Negro fue el haberse
confiado en el momento que la bestia se concentrara. Proveyó a cada uno de sus
subordinados lentes con cristales de
rara apariencia que podían permitir ver en la luz más profunda, así que indicó
que todos se los pusieran y que atacaran
con más fuerza para así no darle tiempo al enemigo de dar el golpe final.
En unos instantes la respiración de la bestia empezó a
menguar y detuvo su pelea por defenderse.
Su piel grisácea tomo el color negro de la noche y poco a poco se empezó a
desprender de su espalda un fino polvo acompañado de un remolino, el cual, elevó
la arena al cielo hasta perderse entre las nubes. De pronto todo el lugar obscureció,
como si alguien hubiera cerrado la cortina celestial y nadie podía ver
absolutamente nada. De pronto unos extraños ruidos de seres que no pertenecían a
este mundo se presentaron por todo el lugar, lo siguiente que se supo es que
nadie de la región sobrevivió y ningún cuerpo fue encontrado, solo el sombrero
del capitán Rick postrado en las calles de la muerta ciudad.
Mañana la ultima parte de esta historia
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