Frase del día
"Prefiero morir de pie, a vivir arrodillado." Frase del Profesor X
En un pueblo muy lejano existe el nieto de mi general, el cual, se pasaba
todas las tardes meciéndose afuera de su casa, en un mueble que
perteneció a su padre.
Esta persona era la fascinación de los niños, porque, los entretenía con canciones
de la revolución y proezas de aquellos tiempos dorados en que su abuelo, el
general Zapata, se erguía en su caballo corriendo a todo galope mientras el
enemigo, enfrente de él, lanzaba las balas traidoras, las cuales, pareciera que
recordaban en qué país estaban, porque se desviaban cuando estaban
enfrente encargado de la revolución (según contaba).
En los tiempos de mi General sus ideales y la forma de gobierno eran algo
nuevo, acorde a las necesidades de ese momento, pero eso ya había pasado hace
varias generaciones. Esto se demostró una mañana en que el descendiente
hizo una cuadrilla de fusilamiento, con los niños que lo admiraban, para
ejecutar a un raterillo que se había metido a su casa, con la esperanza de
sacar el oro de la revolución, que se rumoraba que tenía el malhumorado
octogenario.
Puso pistolas cargadas en las jóvenes manos de los soldados. Amarró al pobre
prisionero, de su guerra imaginaria, de pies y manos, vendó sus ojos y le
preguntó: -¿Cuál es su última voluntad?- Llorando el ratero gritó: ¡Que
le pasa viejo loco! ¡Auxilio! ¡Auxi…! Ofendido el soldado improvisado le tapó
la boca con una calceta. Levantó su espada y gritó: -Preparen… Apunten-.
Antes de que diera la orden de dar fuego las madres de los niños llegaron
con una docena de policías para someter al pelotón mal logrado que iba a hacer
justicia por su propia arma. En camino a la jefatura el pobre general repasaba
en su cabeza que es lo que hizo mal. El código de honor era que, si alguno
saqueaba la casa de algún otro, y fuera sorprendido, era inmediatamente
fusilado... pero al parecer ya no era así.
El ratero necesitaba un correctivo y el longevo debía hacer algo para que
esta persona recibiera su castigo y en el tiempo de la revolución estas
acciones hubieran sido las más lógicas, pero ahora no.
Debemos de estar consientes que no estancarnos en nuestra forma de
solucionar las cosas ni ser tan legalistas. Cada situación tiene su forma
particular de solucionarla y su contexto. Una buena opción era que hubiera hablado
a la policía y levantar una denuncia, no pasar al ratero por las armas.
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