"El amor, por definición, es un regalo no merecido." Palabras de Milan Kundera
Hace muchísimos años una de mis tías mas queridas tuvo una
enfermedad que tuvo graves consecuencias en su cuerpo. Algo que me impactó en mi tierna edad de 8
años. El día de su cumpleaños, fue unos meses en la fatal fecha en que había ocurrido
su mal, así que a pesar de que la
emotiva fecha el humor de mi familiar estaba por los suelos, y eso me
lastimaba. Pero nunca tuve dinero
suficiente para mi, mucho menos para un regalo lujoso.
Los aretes eran la primera opción para un regalo perfecto,
pero estaban muy por encima de las 3 monedas que tenía en mi bolsillo, así que seguí
escribiendo, pero entre mas enumeraba más miserable me sentía, porque nada de
lo que escribía podía conseguirlo.
Al llegar la tarde de ese sábado mi madre me apresuraba para
irnos a celebrar a mi tía y eso me presionaba aun mas, hasta que de pronto, en
un momento de frustración, tomé un papel y dibujé lo que en su momento eran
unos de mis personajes salvajes que más admiraba y lo pinté con los únicos dos
colores que tenia y en la parte de abajo le puse una dedicatoria que decía “Felis
cumpleaños tia, te kiero mucho”.
En el camino observaba el regalo y cada vez veía mi garabato
mas deforme. La cosa empeoró cuando mi hermana, con su ternura acostumbrada, se
reía a carcajadas de las faltas de ortografía que a esa edad no eran tan
notoria para mi, así que estuve a punto de romper esa vergüenza que había hecho.
Al final se lo di y
al parecer le gusto mucho, porque ella lo guardó en un cajón y una enorme
sonrisa se asomó en su rostro. Yo no le tome mayor importancia hasta que después
de muchos años vi de nuevo el dibujo en su cajón junto con cosas muy valiosas.
Desde ese momento pude corroborar que el demostrar tu cariño no es por el numero
de ceros que tiene el precio del regalo sino el cariño con que lo entregas.
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