Para algunos, el desalmado de los días de fiesta. Para otros,
el fastidioso en que recuerda los errores que has cometido y que te repite, una
y otra vez, un método anticuado y obsoleto
de solucionarlos. Para los más afortunados, es la fuente de los deseos que
cumple la petición más absurda con unos cuantos pases mágicos de cartera y
tarjetas de crédito. Para los menos afortunados, es el ídolo que se le implora
para que le provea dinero y permisos en esperar de su misericordia, todo esto
para que, después cumplida su petición, se olviden de él.
Es muy triste que solo un puñado de personas quiera a su
padre por las razones correctas y desinteresadas. Aun es más triste que este
puñado aumenta por las personas que empiezan a estimar a “su viejo” al tener en
un estado grave de salud o problema serio.
Miles de personas se deprimen en estas fechas, y llenan los
panteones, al ya no tener a este hombre en sus vidas, mientras se recriminan el
no haber convivido más con ellos. Yo soy una de esas personas y te pido, amigo
lector, que quites las imágenes monstruosas que has creado a este ser y lo veas
como al ser humano, lleno de virtudes y defectos que es.
Todo ser hombre, aun el más desalmado, tiene en su naturaleza
el cuidar y proteger a los suyos, y los padres no son la excepción. Solo piensa
que algunas veces nos concentramos tanto en el calor que hay en vez de ver la
majestuosa puesta de sol que tienen enfrente.
La percepción de una persona no recae directamente en la
misma persona sino de quien lo juzga. También
recuerda que gran parte de lo que eres,
tanto natural como mentalmente, te lo ha trasmitido él. Por esta razón te daré
la definición de un padre en este acrónimo:
Persona
Amorosa
Protectora
Atento al peligro
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