jueves, 31 de mayo de 2012

La madre y su hijo


Una madre sale a caminar con su hijo. El niño, de apenas  6 años, quiere mucho a su mamá y la ve con gran admiración. La cariñosa mujer detecta la mirada de asombro de su hijo y le pregunta: -¿En qué piensas?- el niño, apenado porque lo hayan sorprendido mirando, voltea la cabeza y balbucea: - es que eres tan grande y rápida… un paso mío son dos tuyos- una carcajada sorpresiva acaparó la silenciosa calle y la mujer dijo: - No te preocupes, algún día serás más grande que yo y tendrás tantas fuerzas que me podrás cargar a mí como yo lo hago-.
Han pasado 30 años desde que eso pasó y la madre pinta hilos de plata en su pelo. Su caminar es más cuidadoso y delicado. En las manos se pintan sombras  negras y su piel parece de papel celofán. Camina por esa misma calle, donde el recuerdo de su pequeño niño tomándole la mano, es cada vez es más lejano.

En un instante algo la levanta del piso, con una rapidez, asustando a la pobre mujer dándole solo la oportunidad de dar un pequeño grito:- Bájame hijo que me vas a lastimar- . Solo la risa traviesa del hombre se esparce entre las pareces del maltratado camino. Él, para remediarlo, le da un beso en la mejilla y la vuelve a poner en el seguro camino.

Hubieron dos momentos, en esta escena, más notables: en el que la fémina fue sorprendida y cuando, enojada, exigía que la bajaran, pero, si viéramos con más atención, entre estos dos instantes existen el sentimiento de felicidad que tiene la madre al saber que su hijo a crecido, y que, lo antes parecía un sueño, ahora es realidad.

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