Mi frase del día:
“Yo no discrimino, ellos que se dan a conocer por cómo se
ven”
Un pastor estaba cuidando a sus ovejas, cuando de pronto,
observo que estaban más inquietas que lo acostumbrado cada vez que comían de
unas bayas de un arbusto.
El pastor fue con unos monjes para preguntarles por qué sucedía
esto ellos reaccionaron con horror y lanzaron el extraño fruto al fuego. El
olor que emanaba del fuego era tan placentero que recolectaron los granos e
hicieron un caldo con ellos. Es así como surgió el vicio de muchos trasnochados…
el café.
En algunas ocasiones clasificamos cosas o personas por la
primera impresión que nos dio y las desechamos. Pero después te das cuenta que
existen aspectos buenos y que por tu prejuicio no los valoraste.
Toda persona, en el ambiente incorrecto, es muy difícil que
brille por sus cualidades y sus atributos. Porque no le das el beneficio de la
duda, y quien sabe, tal vez, te asombre como el olor de un café tostado.
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