Mi frase del día:
“Si tu hijo tiene un mal caminar, llévalo al ortopedista o prepáralo para ser diputado… lo
que te convenga mas”
Cuando era pequeño, una de las cosas que más me frustraba
era correr. Recuerdo que cada vez que corría, a todo lo que podía, sentía como
poco a poco mi cara se inclinaba hacia el suelo hasta que, de pronto, mis pies
se enredaban y caía de luces al suelo.
Mi madre, al observarme correr, notó que tenía los pies chuecos, así que me consiguieron una plantillas
para modificar este padecimiento. Durante un año tuve que ponerme unos pedazos
de plantica adentro de mis zapatos, lo cual no me agradaba. Sabía que debía tenerlos,
pero era muy incómodo.
Muchas ocasiones traté de quitármelos y salir de mi martirio,
pero mi madre me recordaba que si no me los volvía a poner tendría otro dolor
en la cabeza, por el golpe que me iba a dar. El día que terminé mi tratamiento,
me acuerdo que las tiré a la basura con mucho coraje por todo ese tiempo. Ahora
agradezco el cuidado de mis madre y el
mal tiempo que pasé, ya que, tengo un mejor caminar.
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